La
Bolsa de Valores es muy diferente de sus inicios humildes debajo de un
árbol botoncillo en 1797. Lamentablemente no hay ingreso para el
público, pero visitar el árbol es obligatorio para aquellos con
curiosidad sobre los orígenes de la ciudad. Otro puento importante es el
“Charging Bull” una escultura que representa a un toro —el símbolo del
optimismo, agresividad y prosperidad financiera— flexionado sus patas
delanteras y con la cabeza ligeramente agachada como si estuviese a
punto de embestir.
Para
completar la visita, se puede visitar el Museo de la Historia
Financiera de Estados Unidos en la 45 de Wall Street. Está dedicada a
celebrar el espíritu emprendedor y el libre mercado que ha hecho de
Nueva York lo que es en la actualidad. Las exposiciones no sólo son
sobre la historia de Estados Unidos, sino que también están avocadas a
mejorar el conocimiento financiero de la gente.
En
la Broad Street, muy cerca hay una tradicional taberna-museo llamada
“Fraunces” del siglodonde se puede beber una cerveza y aprender la
historia entre el nexo de la gente, vinero y las ideas. El ambiente
alrededor de la Bolsa es frenético.
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